sábado, 4 de junio de 2011

L.A. NOIRE

L.A. Noire. El juego que espérabamos, el juego de los tres discos, la gran esperanza blanca.

Pues no ha decepcionado en absoluto, es justo lo que esperaba. Un juego ambientado en los años 40 en el que tienes que resolver casos encontrando pistas y sacando información a los sospechosos. YAY!!

Para ello cobra mucha importancia el saber si el interrogado está mintiendo o dice la verdad, y por eso han desarrollado una tecnología de caras con reconocimiento facial incluido. Y es este punto el que más destaca sobre los demás: son REALES. Encima es que los personajes están basados en actores reales, y encima conocidos, así que reconoceréis a muchos de ellos por haber salido en series o porque son secundarios habituales. Y precisamente el conocer al actor real le da más mérito a la caracterización, porque es que los reconoces inmediatamente.

A este le conocemos todos (no me digáis que no es HIPERREAL)

Aparte, la historia es muy buena, con cosillas de la II Guerra Mundial y personajes interesantes. Quizá no lo suficiente, pero eso ya que lo juzgue cada uno…

Sobre lo que es la jugabilidad en sí, lo más interesante sin duda es reconocer la mentira en esas caras tan reales. Hay que subrayar que si no se han reunido antes todas las pistas puedes fallar un interrogatorio, a pesar de que reconozcas que está mintiendo, ya que no tienes pruebas para acusarlo.

Lo malo es que el juego se reduce un poco a eso, buscar pistas e interrogar. Cierto es que todo está salpicado con persecuciones en coche y tiroteos, pero al final se hace todo un poco mecánico. Molaría que hubiesen incluido más fases de seguimiento, de sigilo, incluso de hacer fotografías…

En su lugar han optado por meter algunos miniminijuegos, algunas cosillas de habilidad que evidentemente le dan interés a la cosa, pero son demasiado minis y demasiado poco a menudo. También algo más de ingenio le habría venido bien, no he tenido la sensación de “quedarme atascada”; al revés, siempre había algo que hacer.

Pero bueno, son detalles que no deberían pesar demasiado en la crítica. Porque a cambio hay un montón de cosas buenas que ni siquiera he nombrado: la ambientación, la música, los coches, los escaparates, la ropa… Pasear por las calles del Hollywood de los 40 en tu Cadillac escuchando a Peggy Lee es ya suficiente placer en sí.

Qué alegría pensar en que, visto el triunfo de un juego que no es ni un shooter ni un juego deportivo ni de coches ni de rol, las compañías se darán cuenta de que la aventura y el ingenio quizá no se quedaron en los noventa.

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